martes, 15 de diciembre de 2009

Despacito y con ritmo


Cuando finalmente estuvimos los dos desnudos, me arrodillé para llevarme su miembro a la boca, sin ninguna destreza, más bien torpemente le chupé su glande y le rodeé el tronco con los labios introduciéndome todo su pene en la boca y subí y bajé por toda su extensión, saboreando mi primera experiencia, sintiendo que Gabriel disfrutaba con lo que yo hacía, mientras me hacía caricias en el pelo. Me pidió que fuéramos a la cama, me acarició todo el cuerpo, sentí su contacto en cada centímetro de mi piel, finalmente llevó sus dedos hasta mi orificio, intentó introducirme un dedo pero mi tensión era tal que no lo logró. Me puso boca abajo y me lamió el agujerito, logrando que yo gozara como nunca al sentir su lengua húmeda haciendo que mis deseos de ser penetrado me impulsaran a pedirle que por favor lo haga.

Quería sentir su cuerpo dentro mío, quería que me hiciera su mujer, no podía esperar más, estaba agitado, jadeando diciéndole por favor metémela, no me hagas desear más, quiero sentirte adentro, quiero ser tuyo. Mientras movía mis caderas, gozando de su lengua sentí como se acomodaba detrás mío y me apoyaba su glande en la entrada de mi cuerpo, su gran seguridad y su ternura mezcladas hicieron que la penetración fuera maravillosa, lentamente, con poco ardor, firmemente avanzaba hasta que todo su miembro entró en mi, dándome tiempo, haciendo que gozara con cada centímetro de su hombría. Despacito y con ritmo, comenzó a entrar y a salir de mi.

Estaba e el cielo. Me sentía totalmente satisfecho de haber esperado a hasta conocerlo, era la experiencia que siempre quise tener. Su miembro, llenaba todo mi conducto, lo sentía avanzar y retroceder, haciendo que todo mi cuerpo temblara de placer, totalmente transpirado y ardiendo por mi. Su ritmo se aceleró, cuando yo ya estaba acabando y sentí como él se vaciaba en un suspiro interminable, con sus manos aprisionando mis caderas, y cayendo sobre mi cuerpo permitiéndome sentir su agitado corazón sobre mi espalda.

Nos dimos un beso, lleno de ternura y de agradecimiento de mi parte por haberme hecho gozar como nunca lo había logrado.

A partir de ahí tuve varias experiencias más con él, y también conocí a otros, algunas buenas otras no tanto aunque confirmaron que soy definitivamente bisexual y disfruto de serlo.